Frozen, homosexualidad y Testigos de Jehová

          Hace unos días se hizo viral una noticia en la que se contaba que los miembros del colectivo LGTB y a su vez fans de la película ‘Frozen’ pedían a Disney que la protagonista, Elsa, saliese del armario. Con el hashtag #GiveElsaAGirlfriend reivindicaban que la princesa tuviese una novia en la segunda parte de la película, cuyo estreno se espera para 2018.
Los fans de ‘Frozen’ piden a Disney que Elsa tenga una novia en la próxima película

La noticia, compartida miles de veces a través de las redes sociales, dejaba infinidad de comentarios al respecto: personas pertenecientes o no al colectivo LGTB apoyando la idea, homófobos clamando al cielo, ‘personas’ insultando a los que estaban a favor, incluso gente que ha interpretado a su manera la noticia (o no la ha leído siquiera) y hablaba de incesto y romance entre las hermanas. Cada loco con su tema…

         De los comentarios que más me han llamado la atención, son los de madres y padres preocupados por la noticia: en el caso de que la factoría Disney decidiese hacer realidad la historia de amor de Elsa con otra mujer ¿cómo iban ellos a explicarles a sus hijos que Elsa tiene novia y no novio? ¿Cómo iba un niño a entender que la princesa se ha enamorado de otra princesa y que en este cuento no hay príncipe? Muchos comentarios de progenitores preocupados por tener que dar explicaciones a sus hijos de algo que sucede en la vida real y otros tantos afirmando que no irían con sus hijos a ver la película.
Yo me pregunto. ¿Es a caso más fácil para unos padres explicar la muerte? elemento de muchas películas y series para niños (El rey león, Bambi, Marco…) ¿Es a caso más fácil explicar la orfandad, la traición, la envidia, la guerra, el maltrato, el abandono…?
¿Hasta dónde está un niño capacitado para entender todo esto? Más bien tendríamos que preguntarnos cómo de preocupados estamos por educar a los niños ante ciertas circunstancias y realidades de la vida.

         Hoy he visto un vídeo, compartido también en las redes sociales, de la JW.org  que para quien no lo sepa es la web de los Testigos de Jehová. Es un vídeo destinado a niños en el que se les enseña que la homosexualidad no es lo normal, que todo el mundo puede cambiar y volver al camino que Jehová nos ofrece. ¿Están los niños capacitados para entender la religión y todos sus argumentos y no para entender el amor entre dos personas? Intentamos que los niños crean en cosas que ni los adultos alcanzamos a comprender pero somos incapaces de enseñarles la realidad del día a día, lo que hay a su alrededor y de educarlos en el respeto y la igualdad.
A veces creo que el mundo está perdiendo el norte…
Aquí podéis ver el vídeo –>  Lección 22. Un hombre y una mujer.

         Por último quiero hacer una reflexión. ¿Qué pasaría realmente si Disney decidiese que Elsa tenga una pareja mujer? ¿Estaría dispuesta la factoría a perder miles de seguidores por tender una mano al colectivo LGTB? ¿Perdería Disney dinero por aportar su granito de arena en favor de la visibilidad LGTB? … A mi me encantaría que así fuese, pero lo veo difícil.

La despedida

Me da reparo que una cama de sábanas blancas, que pertenece a nadie y a cualquiera, sea testigo cada vez de nuestra despedida. Me siento torpe, sucia, frágil, humillada, insegura, pequeña… No me gusta el desamparo de esa habitación, ni la tristeza de esas horas. No acierto a decir nada que consuele ni nada que anime o sea bálsamo que alivie el momento. Mis manos se vuelven torpes y mi cuerpo no responde ante tu pena, ni mis ojos a los tuyos saben dar una respuesta , ni mi boca atina a besar donde se la convoca.

Me siento, allí tendida, presa del desamparo y no hay nada más sincero que salga de  mi que las lágrimas. Quisiera que me abrazases pero tu dolor tampoco me consuela, nada puede aliviar ese momento más que el recogimiento en uno mismo. Nada ni nadie es cura ni antídoto de algo que ya llevamos tan dentro. Solo nosotros mismos con gran esfuerzo, somos capaces de encontrar consuelo en cualquier nimiedad o clavo ardiendo que se presente aquel momento o en uno no muy lejano.

Porque la pena, como otros males, no puede dejarse a la suerte por mucho tiempo.

Volví a pensarte

Siempre supimos mirarnos con el corazón. Mientras todos nos miraban y creían ver lo que éramos, nosotros estábamos ahí, atravesándonos con la mirada y llegando al alma. Tú siempre me hablabas del destino, eres de ideas claras a pesar de tus miedos e inseguridades. Y yo, no creía en tal, o no quería creer. Pero hoy te confieso que verdaderamente creo que hay algo inexplicable que conduce a las personas hacia un punto. Y que además ese algo, llamémoslo destino si quieres, no tiene cabos sueltos. Es más, nos une los uno a los otros.
Entre tú y yo también hay ese algo, esa unión que siempre estuvo ahí. Ese mirarnos y encontrarnos, aunque haya pasado el tiempo. Ese momento en el que todo vuelve a su origen. Y aunque lo neguemos y queramos pensar que hay cosas que tuvieron su tiempo y no fueron y que nada será como antes, o como nunca, sabemos en el fondo, que siempre, siempre habrá algo que nos una. Algo que no se puede ver, ni oír, algo que no vamos a decirnos, algo que solo se siente. Cada vez que nos miremos, habremos vuelto a ese punto, a ese lugar dentro el uno del otro que nadie más conoce.
Y déjame decirte, que quizás pasen meses, o años otra vez hasta que quieras o puedas volver a mirarme para encontrarnos allí. Pero tengo la certeza de que nos volverá a sacudir por dentro la misma energía que lo hacía entonces. Y volveremos a sentir nervios ante ese reencuentro y nos asaltará de nuevo esa pregunta de por qué nos separamos. Y todo volverá a sanar. Porque, si algo supimos hacernos, fue el curarnos los miedos. Yo volveré a abrirte las puertas de mi corazón cada vez que quieras entrar, aunque quieras marcharte otra vez y tenga que reordenarlo todo de nuevo. Pero sería incapaz de no dejarme llenar de esa energía que transmites con solo estar cerca de ti.
Eres luz, tienes un corazón poderoso y convincente. Das fuerza, ganas de luchar y emoción a la vida. Eres pura energía, remueves, sabes llegar muy dentro. Eres un diamante en bruto. Eres tantas cosas a la vez que puedes resultar un caos, pero no hay nada que valga más y se compare con ese maravilloso desorden.

Si el destino nos ha separado y unido tantas veces, ¿por qué no otra vez?

Tiempo para el amor

Al amor hay que dedicarle tiempo queriendo. Nada nace de la noche a la mañana, ni tampoco muere. El problema es que el amor es algo que «cuesta trabajo». Hay que ser constante. Y no me refiero a ser detallista (que también), ni a atosigar a la otra persona. El amor no se alimenta de sobras. Él reclama su tiempo y su espacio y hay que complacer en lo posible. No puedes dedicar al amor el tiempo que no necesites, no puedes regalarle las sobras de tu vida, ni las ganas que no quisiste para otra cosa. Al amor hay que cuidarlo.
Él quiere sentirse joven cada día. Como si fuera la primera vez. No lo dejes morir. Porque él, como tantas cosas, muere lentamente. Un día no se acaba el amor, se fue acabando día a día. Un día no te enamoras y otro te desenamoras.
Dedícale tiempo al amor queriendo para que un día no se acabe sin querer.

Hoy . . .

Hoy nadie vino a casa, no hubo llamadas inesperadas ni cartas que recibir. Hoy nadie vino a quitarte la pena, nadie distrajo tus peores pensamientos ni te hizo sentir especial. Nadie hoy parece echarte de menos. Hoy no viene nadie a hacer la gracia tonta, a sacarte una sonrisa o mancharte la ropa sin querer. Hoy nadie quiere beber hasta olvidar, reír hasta llorar, contar hasta acabar, calentar al frío y burlarse de la vida. Hoy parece que no quedan lugares por descubrir o alguien que te enseñe. Parece que el tiempo ahoga y que echas de menos algo. Que hoy solo eres capaz de contagiarte de lo negativo y romper a llorar en cualquier momento. Hoy es un día de esos. Hoy nadie espera el autobús, se equivoca de calle, encuentra aparcamiento, elige restaurante, regala abrazos, deja su olor. Hoy es de esos días a los que les falta una chispa que haga que merezca la pena.

Hoy nadie vino a salvarte.

Aviones

Anoche soñé con aviones. Todo pasó en un instante, como una peli a cámara rápida. Había un amanecer y campo y luces y gente despistada que pasaba junto a mi. Anoche soñé con un abrazo por la espalda, una sonrisa tímida y palabras que nadie pronunciaba. El rostro de nadie con una mirada cómplice, un camino hacia ninguna parte, o hacia cualquier sitio. Luces, sombras, un viento que soplaba sin interés y un sol que empezaba a calentar. Fue un sueño breve pero intenso, de estos que parecen reales, de los que te devuelven de golpe a la realidad cuando despiertas. Sin anestesia, acaba y fin.

Anoche conocí un lugar con magia…

Quédate a dormir XI

http://www.youtube.com/watch?v=-bwChGwzL7U 

Paseo de otoño

De un árbol a otro del parque, pateando las hojas del otoño. La luz colándose entre las hojas que aún colgaban. Los brazos extendidos, dispuesta a recibir la vida. Dispuesta a hacerle frente a las dificultades, a coger el toro por los cuernos. La suerte es una fulana que se va con cualquiera, pero la felicidad es una dama a la que hay que conquistar. »Nada que sea fácil merece la pena»- se dijo. Con los ojos cerrados y de cara al sol se paró a respirar el aire puro de aquella mañana. Ella llegó por detrás y la abrazó. Sabía qué estaba pensando, una lágrima se escapó y rodó por su mejilla. »Se que esto es complicado, pero voy a ponerlo todo de mi parte. Merecerá la pena».

La frontera

http://www.youtube.com/watch?v=XGjWX0WaUZQ

Hoy crucé la frontera. Y allí estabas tú, sonriendo, como siempre imaginé que estarías. Hoy me atreví, crucé y dejé todo eso atrás, todo lo que me impedía estar contigo. Todo lo que nos mantenía distantes. Ya no temo, en este lado te tengo a ti. Aquí me esperabas tú, porque también cruzaste. Apostaste por mi, por nosotros, fuiste valiente por los dos y me esperaste. Seguir leyendo La frontera

Silencio

No soporto el silencio de tu ausencia. No aguanto las imágenes de ti cruzando mi cabeza, mezcladas con mis palabras resonando una y otra vez. Añoro tu presencia, no ya el verte o el tocarte, sino el sentirte, el saber que estás en el mismo lugar que yo. Oír el discurrir de tu vida, como banda sonora de la mía. Escuchar las llaves al llegar, una puerta que se cierra, el agua de la ducha correr, el choque de dos copas, las zapatillas arrastrar por el suelo de la casa, una blusa resbalando sobre tus hombros, tu cuerpo rozándose contra las sábanas… Este silencio me mata. Este silencio cargado de nostalgia que quiere romperse al verte llegar. Y que sea mi gesto de alegría el que lo rompa..

Las últimas horas

Aquella noche apenas durmieron. Y no porque la pasión le robara horas al sueño. Era la tristeza, la premonición de lo que en unas horas iban a tener que vivir lo que les quitaba el sueño. Hicieron el amor, besaron cada centímetro de piel, susurraron ‘te quiero’, entrelazaron sus manos y en silencio quedaron escuchando sus agitadas respiraciones. Seguir leyendo Las últimas horas